Un personaje de novela se da cuenta de su condición. Ahora sabe que todo lo piense y haga partirá de la mente de un escritor. A la vez intuye que la propia existencia del escritor podría ser un relato de ficción de un segundo escritor. Se decide a ser ese segundo y se pone a escribir sobre quien escribe sobre él. El primer escritor toma conciencia de la rebeldía de su personaje, que le dicta su propia vida y a la vez su novela. Entonces decide escribir una novela sobre quien escribe de su vida, que es a la vez su propio personaje, convirtiéndose así en un tercer escritor y tomando nuevamente el control.
De ahí en más la novela se proyecta hacia el infinito. Ya perdí la cuenta de cuántos escritores somos y de cuantos personajes hemos sido; lo importante es que nos pongamos de acuerdo para dejar de escribir los unos de los otros – reflexionó el escritor.
Basta.
– Escribió el escritor –
Dije basta.
(c) Guillermo Galli